domingo, 8 de noviembre de 2015

Las calles son nuestras

 En las horas más largas y oscuras de mi soledad, parado en esa esquina: malherido, desgarrado, ciego de amor. Un golpe que endulza y seduce me volteó, ¡ y es que sin esta sensación ya no soy yo!... porque dejaste de dormir en mis brazos para crecer y devorar mis venas. Mi pasión. Mi salvación. El remedio a la libertad. ¡Brindo por vos murga querida!. Sin vos no respiro, no vivo. No soy nada ¨. (Glosa Murga Cosa de Locos, Córdoba)
Hace unos meses atrás, la vecina del 5to piso de una torre en una esquina, exclamó con enojo: - ¡qué ruidos en esa plaza!, ¿por qué no se callan?. Al ritmo de la matanza, ritual ancestral los murgueros bailan en un sinfín de emociones, porque poco importa la rutina si a la vida se la baila.
Retrocedemos un poco el tiempo, y nos detenemos en el año 2009 en la plaza Isabel la Católica, hoy la famosa plaza de los aros aggionarda y reformada en el año del Bicentenario. Ahí fue donde la murga me eligió y si preguntas a cualquier murguero del país donde la conoció podrían enterarse de millones de maneras en que la murga te nombra y cuando ya estás adentro, sea donde sea ella siempre te espera. Esa misma noche de mayo al pasar por esa plaza sentí algo extraño en mi que no logre definir. La curiosidad fue mas fuerte, decidí asomarme con cierta incertidumbre. Fue lo mejor que hice.
Horas después de ese primer ensayo con la murga y con mucha información en mi cabeza de cada cosa que pasaba; llegan unos policías con actitud de ¨qué habían hecho¨e inspeccionando si hay algún ¨sospechoso de algo¨,  uno de ellos dice: - Qué pasa! que quilombo en esta plaza ( …). Claro, un vecino ¨x¨ había denunciado el supuesto disturbio. No crean ustedes que es fácil ser murguero, es mucho más profundo , con trasfondos mas complejo y ahí esta la cuestión que realmente molesta: eso denominado ¨ruidos molestos¨ es un concepto que habita en la ignorancia, en el desconocimiento hacia agrupaciones artísticas y está dado por la censura y límites arbitrarios de quienes realmente les perturba que nos juntemos en una plaza a pensar, a criticar, a revivir el carnaval del pueblo, la fiesta popular y ancestral, promover la cultura, encontrar el artista que uno lleva adentro, etc.
Como verán esa noche después de una larga discusión bastante caldeada y subida de tono con los policías , al finalizar (en otro lugar cerca de la plaza) se comienza la asamblea donde hubo debates,  respuestas sobre lo que pasó y propuestas: estos murgueros no pensaban dar su brazo a torcer, había algo que se planeaba entre ideas  y revancha porque la lucha nunca descansa, porque esa plaza, el barrio era y es de la murga: su lugar de pertenencia.
Actualmente las quejas, las barreras y la ignorancia e indiferencias son las mismas. No hay peor sujeto que el que está pasivo e inmerso en la vida acomodada y dictada. Las calles son nuestras y somos los dueños para revivir y apropiarnos de la cultura, del arte. Si no hay murga o grupos diversos de artistas callejeros, la muerte ronda más rápido y los barrios se congelan, las diferencias son más grandes, el miedo más oscuro y las ¨autoridades ¨ mucho pero mucho mas dictatoriales y abusivas.

2 comentarios:

  1. Las calles son nuestras aunque el tiempo diga lo contrario.. el trabajo es arduo,el individuo(individualista) que así fue forjado por el mismísimo sistema,del otro lado nosotros los murgueros artistas bohemios de la noche hijos de la luna, todos los días aportando el granito tratando de que lo invisible se haga visible y para que el individualista salga de su lugar y haga propio algo que nos fue arrebatado..en el camino muchos lo entendimos..otros a su tiempo quizás o tal vez no todavía siguen mirando la tele y llamando a la policía cada vez que un bombo suena en una plaza

    ResponderEliminar
  2. cuanta realidad... y todavia pasa y pasará lo importante es no dejar de hacer lo que apasiona y ocupar nuestros espacios como actores sociales activos de esta sociedad, sino lo tomamos como propios quienes entonces?

    ResponderEliminar